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Los ojos del pasado por Corrado Gabriela se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

martes, 10 de junio de 2014

Definir la vida



Me pregunto si la vida solo es el acto de nacer sin importar el cómo vivimos después.
Hace unos días en la plaza de la estación Lanús, alrededor de las 8am hora en que tomo el tren vi un grupito de mayores y ahí pegaditos a ellos un nene de no más de 10 años, bebiendo y fumando con ellos.  Recordé a este nene mientras leía la noticia de otra nena de 5 años alcanzada por una bala, también en Lanús.
 Me pregunté  si esa nena era una víctima y  de quién?   Me pregunté  si ese nene era otra víctima y  de quién?  De la sociedad, del estado, de los padres que no lo cuidan? En qué condiciones se lo podría ver  a la noche?
Me pregunté, cuando hablan del derecho a la vida, de qué vida hablan? Hablan de cualquier tipo de vida o la que dignifica a un ser humano? Se puede llamar  vida a vivir  sin las necesidades básicas satisfechas? Vivir sin alimentación, sin salud, sin educación, sin familia, sin un techo, sin un sustento digno,  eso es vivir? Me pregunto qué calidad de vida tiene un nene de la calle, comiendo sobras, sucio, durmiendo a la intemperie, no teniendo educación, no teniendo salud, no teniendo higiene, no teniendo más que necesidades. Eso es un derecho digno de ser vivido? Usted   quiere ese derecho?  Alguien quiere ese derecho?
Los que están en contra del aborto, dicen que es matar a un ser indefenso antes de nacer; pero también es indefenso luego del nacimiento, y cómo se llamaría a lo que sucede  con ellos después, suicidio voluntario?  Cualquier acontecimiento posterior al nacimiento sería una desgracia o suerte del destino. Si logra subsistir y antes de morir de un balazo en un intento de robo o de hambre,  por el paco o borracho,   o por falta de oportunidades,  lo usamos de patota, le vendemos droga, lo usamos para robar y matar. Primero les dan miseria, luego perdón por su falta de oportunidades y por último, tiempo para el momento en que la suerte no acompañe,  otra cosa no tienen. Mientras tanto, los que saben se pierden en debates sin tomar acciones.  Están los que dicen que la cárcel o el reformatorio no es el lugar correcto para un delincuente, les pregunto si la tumba lo es?  Las familias de los que están presos  tienen la suerte de tenerlos encerrados pero vivos, paradójicamente los otros,  sus víctimas, que tampoco son los culpables de sus desgracias se quedan solo con los recuerdos. Ser pobre o humilde no es sinónimo de ladrón, drogadicto y matón. Hay pobres, no tan pobres y ricos; además hay ladrones y matones de guante blanco  y de punta de pistola.
La sociedad debería dar oportunidades dignas y no un revolver  silenciado con la bala de la indiferencia, la inoperancia y la desidia.   La ayuda monetaria sin una educación a veces resulta  un vuelto a lado del dinero que pueden obtener en 2’ en un robo, aun sabiendo que pueden perder la vida. La educación no es solo la que se imparte en las escuelas, es importante que los niños tengan ejemplos de autoridad y amor, en lugar de violencia que generan las necesidades. Violencia es nacer y morir en el intento de vivir, rodeado de miserias humanas. Un niño que pasa hambre, dolor, frio, indiferencia qué puede sentir por la sociedad y por sus pares? Las personas que convivimos en ella debemos entender que no todo lo que se quiere nos puede pertenecer.   No es resignación, simplemente es darse cuenta que el mundo no es justo.  No es bajar los brazos. Es educar viendo al otro como una oportunidad y no como el culpable de todas nuestras limitaciones.  
El discurso sin acción es un balde sin fondo. Se escurre el agua y se inunda el rancho. La inclusión es mucho más que una ayuda monetaria, porque eso, solo resuelve una parte del problema. Necesitamos que nos reconozcan, que nos tengan en cuenta, que vean que existimos. Si no generamos valor vamos a perder otra condición humana básica, la dignidad de ser útiles y el sentido de pertenencia social. Una ayuda está bien, pero la ayuda deja de ser tal cuando se convierte en vida o muerte. Cuando llega ese punto, cuando pasan los años y  no se puede subsistir sin la mano de la ayuda, tarde o temprano cualquier cambio de circunstancias dispara la bala del revolver silenciado. No calla, mata.

Para Sofi, que está descubriendo un mundo lleno de signos y símbolos nuevos.