Para nadar en
una habitación como si fuera un océano, es necesario pintar muy bien las
olas y los peces, sobre todo el oxígeno! O bien, convencernos que respiramos y
dejar de lado los miedos que no existen. La peor fantasía es ahogarnos en un mar de ilusiones.
El fin de
semana hablé con Luz, me llamó un poco triste. Nosotras nos contamos por
teléfono todo lo que comimos y no
pudimos digerir durante la semana.
Yo estoy
alejada de las cosas que suceden en la “corte”, por suerte logro aislarme de la
negatividad. Pero ella es un poco más cabeza dura y hasta idealista entonces
cuando no comprende algo, que no tiene lógica y solo tiene un toque de maldad,
in necesariamente se entristece. Siempre le digo, Luz para qué buscas ayuda
donde solo vas a encontrar una puerta cerrada?
Esta vez
claro no busco ayuda, simplemente se sintió mal durante todo el día. Todos
alguna vez nos sentimos mal. Entonces, no fue una buena jornada. No veía la
hora de que el reloj marcara las 18hs para poder irse. En el medio del día hubo
cierto problema con un recado que debió hacer alguien pero de manera
aparentemente equivocada se lo dieron a otra persona. Ella no estaba interesada
en el tema, solo quería que llegara el fin de ese día. Salió a almorzar recibió
un llamado y pidió no ser involucrarla y luego regreso. Cuando se hizo la
tardecita el Sr que la había llamado se acercó a hablarle y explicarle el
motivo de la confusión. Luz no supo cortar la conversación a tiempo, pensó que
sería de mala educación no continuarla y escuchar las disculpas sobre el caso.
Cuando se hizo la tardecita ya agotada prefirió irse.No iba a
saber lo que le esperaba. Cuando llego a su casa recibió otro llamado
telefónico peor que el de la mañana. Ya no era para hacerle una pregunta, ya
era para hacerle un cuestionario sin opción a contestarlo. Él no solo no corroboró los
datos, no solo no fue capaz de
preguntar en qué circunstancias había sucedido todo, si sentía bien o mal;
simplemente le dijo que ella no era responsable. Entonces Luz estallo de impotencia. Me dijo, siempre estuve parada al pie del cañón. Nunca nadie pensó algo tan
fuera de lugar!
Luz tenía
razón en enfurecer. La escuche y trate de contenerla. No quería lastimarla.
Entonces
busque algo que fuera divertido para que se riera y se olvidara un poco de ese
momento angustiante. Le recordé una anécdota
que pinta de cuerpo entero a la persona que tanto la hirió.
Luz, le
dije, recordás el día que le pediste una reunión a este mismo Sr- Vos sos una mujer,
no? Recordás que te ofreciste amablemente en llevar esa carpeta- Qué te
contesto el bien educado? – Que él no necesitaba que hicieras eso, lo que en
realidad necesitaba era alguien para pintar su casa. Qué podes esperar
entonces, Luz! Quizá, el verbo pintar para alguien de sexo femenino suene menos
ofensivo que limpiar. Es como cuando le gritas a un hombre en la calle, anda a
lavar los platos. En fin, qué esperabas de alguién que no se acerca a saludar a tan solo 10 pasos de distancia porque dice estar muy ocupado!
Es así, un reducto pequeño y para pocos. No entiendo por qué Luz no acepta que el mundo está compuesto de todo lo necesario para garantizar la vida en él. Todo está equilibrado, solo hay que esperar la vuelta de la suerte.
Es importante vivir por los que amamos y por quienes nos necesitan. Los demás quizá nunca nos agradezcan nada. Les hacemos falta de manera temporal como un par de zapatos.
Luz, cuántos zapatos recordás? Seguramente alguno que te gusto mucho, el resto pasó al olvido. Nosotros somos eso, un zapato de ocasión, el mejor que pueden conseguir según el presupuesto.
El zapato si no
resulta cómodo, si resulta malo, si deja de gustarles, se cambia. A veces, se descarta por
otro de peor calidad, pero más vistoso. No te paso Luz?
