Brasil,
puede ser una playa de punta das Canas; el primer viaje hacia la alegría
Brasilera.!. Un recorrido interminable en micro hacia un lugar desconocido que
por casualidad término en playa de los Ingleses. Nos alojamos en un
departamento que se encontraba al final de una callecita principal que
terminaba en una iglesia; hacia un costado del edificio se abría un
pasillo que comunicaba varios departamentos y casas, uno de esos fue nuestra
morada. El lugar era cómodo, ya que tenía tres habitaciones y una cocina
comedor bastante grande, pero para nuestro gusto era también, bastante
inseguro, ya que las puertas y ventanas principales se abrían con tan solo
pedírselo y las ventanas laterales no tenía seguridad. El resto parecía bien.
Durante este viaje aprendimos que la caipiriña no es igual a la caipirosca. En
una fiesta sobre la playa terminamos volcadas por pensar que se trataba de un
simple jugo. Aprendimos a no confiar en quienes alquilaban autos, que por
suerte estaban bien sucios. Cuando lo limpiamos pudimos hacer el
inventario de todas las cosas rotas que tenía y que no nos pudieron reclamar.
Un simple grito que sonó de esta forma: “esto ya estaba roto”, pero si no me
crees te lo rompo de nuevo, basto para que el dueño del auto saliera espantado
sin intentar cobrar lo que no correspondía.
Recuerdo que un día se
me ocurrió hacer algo diferente de comer y fui muy temprano a comprar un rico
pescado. Cuando vieron lo que traje me dijeron: es un tiburón sin limpiar.!
Hablando de la
inseguridad de la casa, una noche nos acostamos y al rato sentimos golpes en la
cocina, Que miedo!. Yo empecé a gritar que se atrincheraran en los cuartos
porque nos habían entrado a robar, también a gritar por la ventana, menos
mal que, teníamos a Claudia que dudo de todo y salio a mirar que pasaba. Un
gato había entrado en las oscuridad y cayó sobre los platos en busca del
tiburón.
En este viaje sucedió
algo muy vergonzoso, en una playa que se llamaba punta das canas, una de
nuestras preferidas, una tarde fui nadando con mi amiga "La Gaba" hasta llegar a un barco que parecía muy
cerca, pero que no fue tan así; al llegar al destino muy pero muy cansada como
para regresar hasta la orilla, me encontré con un muchacho que muy
tranquilo descansaba sobre una gran cubierta. Yo sin fuerzas se la pedí y el chico me
contesto que no podía dármela, pero yo tanto le insistí que él, por caballero me la
entregó. Entonces, comenzó a mover sus manos con velocidad y yo le
pregunte, pero que te pasa, no sabes flotar?. El chico que era de Lanús, lugar donde vivía, me
contesto, soy cuadriplégico. No lo podía creer y tampoco por impotencia le regresaba su cubierta.
Fueron unas vacaciones largas. Recorrimos casi todas las playas de la isla. Compramos un montón de cosas que desconozco en que se transformaron porque no las ví nunca más.
Después se vino mi
segundo viaje a la isla. Como éramos mas grandes no nos pasaron tantas
cosas raras. Ya sabíamos algunas palabras. Conocimos a Paaa que nos alquilo el
departamento. Fueron vacaciones mas tranquilas. No recuerdo que nos sucedieran
cosas extrañas. Lo único fuera de lo previsto fue, que la primer noche nos
tuvimos que alojar en una especie de habitación multifunción y como era de
esperar yo casi pierdo mi avión de regreso. Pero de cómo logre tomar ese vuelo
esta fuera de esta historia, solo imaginarselo.