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Los ojos del pasado por Corrado Gabriela se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

martes, 11 de junio de 2013

Brasil - Florianópolis Verano de 1994



Brasil, puede ser una playa de punta das Canas; el primer viaje hacia la alegría Brasilera.!. Un recorrido interminable en micro hacia un lugar desconocido que por casualidad término en playa de los Ingleses. Nos alojamos en un departamento que se encontraba al final de una callecita principal que terminaba en  una iglesia; hacia un costado del edificio se abría un pasillo que comunicaba varios departamentos y casas, uno de esos fue nuestra morada. El lugar era cómodo, ya que tenía tres habitaciones y una cocina comedor bastante grande, pero para nuestro gusto era también, bastante inseguro, ya que las puertas y ventanas principales se abrían con tan solo pedírselo y las ventanas laterales no tenía seguridad. El resto parecía bien. Durante este viaje aprendimos que la caipiriña no es igual a la caipirosca. En una fiesta sobre la playa terminamos volcadas por pensar que se trataba de un simple jugo.  Aprendimos a no confiar en quienes alquilaban autos, que por suerte estaban bien sucios.  Cuando lo limpiamos  pudimos hacer el inventario de todas las cosas rotas que tenía y que no nos pudieron reclamar. Un simple grito que sonó de esta forma: “esto ya estaba roto”, pero si no me crees te lo rompo de nuevo, basto para que el dueño del auto saliera espantado sin intentar cobrar lo que no correspondía.

Recuerdo que un día se me ocurrió hacer algo diferente de comer y fui muy temprano a comprar un rico pescado. Cuando vieron lo que traje me dijeron: es un tiburón sin limpiar.!

Hablando de la inseguridad de la casa, una noche nos acostamos y al rato sentimos golpes en la cocina, Que miedo!. Yo empecé a gritar que se atrincheraran en los cuartos porque nos habían entrado a robar, también  a gritar por la ventana, menos mal que, teníamos a Claudia que dudo de todo y salio a mirar que pasaba. Un gato había entrado en las oscuridad y cayó sobre los platos  en busca del tiburón. 

En este viaje sucedió algo muy vergonzoso, en una playa que se llamaba punta das canas, una de nuestras preferidas, una tarde fui  nadando con mi amiga "La Gaba" hasta llegar a un barco que parecía muy cerca, pero que no fue tan así; al llegar al destino muy pero muy cansada como para regresar hasta la orilla,  me encontré con un muchacho que muy tranquilo descansaba sobre una gran cubierta. Yo sin fuerzas se la pedí y el chico me contesto que no podía dármela, pero yo tanto le insistí que él, por caballero me la entregó. Entonces, comenzó a  mover sus manos con velocidad y yo le pregunte, pero que te pasa, no sabes flotar?. El chico que era de Lanús, lugar donde vivía, me contesto, soy cuadriplégico. No lo podía creer y tampoco por impotencia le regresaba su cubierta.

Fueron unas vacaciones largas. Recorrimos casi todas las playas de la isla. Compramos un montón de cosas que desconozco en que se transformaron porque no las ví nunca más.

Después se vino mi segundo viaje a la isla.  Como éramos mas grandes no nos pasaron tantas cosas raras. Ya sabíamos algunas palabras. Conocimos a Paaa que nos alquilo el departamento. Fueron vacaciones mas tranquilas. No recuerdo que nos sucedieran cosas extrañas. Lo único fuera de lo previsto fue, que la primer noche nos tuvimos que alojar en una especie de habitación multifunción y como era de esperar yo casi pierdo mi avión de regreso. Pero de cómo logre tomar ese vuelo esta fuera de esta historia, solo imaginarselo.

 

 

Para Sofi, que está descubriendo un mundo lleno de signos y símbolos nuevos.